viernes, 20 de septiembre de 2013

La vida: Un gran misterio



El primer milagro de la vida es darnos la oportunidad de nacer. Con el paso del tiempo, empezamos a crecer y a emprender caminos guiados por nuestros padres, quienes nos sirven de apoyo y nos enseñan parte de las reglas que debemos conocer para saber manejarnos en un mundo lleno de oportunidades, engaños, peligros, amor, ilusión y encanto. Los padres incansablemente siempre nos inyectan amor, comprensión, fortaleza y seguridad. Sus enseñanzas tienen como fin moldearnos al estilo de vida y filosofía de nuestro entorno.

Otras reglas las aprendemos por nuestros propios medios, tomando decisiones, teniendo experiencias, equivocándonos y levantándonos de nuevo. De nosotros depende aprender de los errores que cometemos, ellos son un gran maestro a la hora de mostrarnos cómo ser mejores. La vida nos repite la experiencia, si no aprendemos la lección. Por eso debemos tener en cuenta que detrás de toda circunstancia, hay un propósito oculto, aunque no sepamos el porqué.

A medida que crecemos y nos relacionamos con la naturaleza, nos damos cuenta que ella posee un sinnúmero de cosas en común con nosotros. El sol sale desde el este con gran luminosidad. Sigue su recorrido por el cielo hasta el oeste sin dejar de brillar con luz propia. Así como el sol, conocemos personas que nunca dejan de brillar y dedican parte de su vida a llevar luz a otros, muchas veces inconscientemente.

Cuando el sol se acuesta, le da la bienvenida a la noche. La noche siempre oscura y llena de misterio, a pesar de sus penumbras deja ver a las estrellas, quienes decoran mágicamente al cielo. Mientras más oscuro está el cielo, más se visualizan estos puntos luminosos que nos deleitan con su brillo. Asimismo, el ser humano es un ser lleno de misterios que a pesar de tener una parte oscura oculta, nunca deja de destacarse por sus virtudes y aptitudes, lo que conforman los puntos luminosos de su alma.

La luna es otro ejemplo palpable. La luna es un cuerpo celeste que brilla con todo su esplendor gracias al sol. Muchas personas en este mundo han logrado brillar gracias a las influencias de otros seres en sus vidas. A pesar de los cráteres que acompañan su superficie, la luna luce radiante. Así como los cráteres de la luna, el alma del ser humano adquiere cicatrices que marcan la vida, pero nuestro brillo no se debe cohibir.

Grecia Annabelle Vilma.