Temprano en la mañana, emprendí un
viaje hacia unas montañas,
En el bus, se podía sentir la emoción
y adrenalina en varias entrañas,
Un grupo de jóvenes viajeros con una
combinación de locura y cordura,
Cambiarían sus vidas por completo después
de vivir aquella aventura.
Una aventura extrema y liberadora que
inició en las montañas de Jarabacoa,
Y que repetiría una y otra vez. Aún recuerdo
ese momento como si fuese ahora,
Al llegar a la cima de la montaña
junto a los que viajaban conmigo sin estrés,
Mi corazón cobró vida y se aceleró
cuando el piloto me colocó el arnés.
También me colocó un casco, me mostró
mi silla y dijo que todo estaría bien,
Mientras esperaba junto con él que el
viento fuera favorable, miraba mis pies,
Contemplaba también la naturaleza, ya
lista para sentir la magia y el encanto,
Del bello paisaje, la brisa fría, el
olor a pino, las flores silvestres y el
verde manto.
Cuando el parapente se infló y subió,
escuché una voz fuerte que me indicó correr,
En ese instante, todo el panorama cambió,
corrí por la pendiente de la montaña sin caer,
con la adrenalina a mil y el piloto
detrás maniobrando el parapente, animándome a avanzar,
en cuestiones de segundos, mis pies
flotaron y una fuerza externa nos empezó a elevar.
Mi piloto y yo subimos a una altura
de 1250 metros. Todo desde allí se veía hermoso,
En ese lugar mágico, se fueron mis
miedos, aumentaron mis ganas de vivir y
mi gozo,
mi alma se cubrió de valentía y mucho amor. ¡Cuánta
libertad! ¡Fue asombroso!
En esta aventura descubrí que desde
allá arriba todo cambia y se vuelve maravilloso.
Logré grabar un video y lo veo cada
vez que puedo para nunca olvidar esta experiencia,
Que le ha dado un giro a mi vida en
la forma de pensar. He mostrado a muchos esta vivencia,
Unos se asustaron, otros se sorprendieron,
otros se quedaron en pánico y sonreían,
Por tener tanto valor y no temer a las
alturas que a cualquiera asustarían y estremecerían.
Ya he volado acompañada dos veces y
quisiera poder transmitir a los demás mi sentir,
A algunos no se atreven a volar, por
tener tanto miedo a la altura, hasta me hacen reír
Si supieran que en esos momentos
llenos de adrenalina y descarga emocional sin mesura,
Fui una sobreviviente, un ave fénix,
otra pieza más de la naturaleza apasionada por la aventura.
Grecia Annabelle Vilma.