Todo el mundo la busca y la
anhela con gran vehemencia,
Unos se afanan en conocerla, en
los momentos de turbulencia,
Luchando contra los tormentos,
aprendiendo de sus experiencias,
Tratando de olvidar los males y
hechos, que remuerden la conciencia.
Es una búsqueda constante del
ser humano, en cada instante,
Unos respiran profundo, contando
hasta diez o tomando un calmante,
Otro distrae la mente en algo
entretenido o se convierte en caminante,
Para dejar en las huellas del
olvido, todo lo negativo, todo lo irritante.
Unos escapan a lugares
desconocidos, para poder experimentar lo divino,
Conectando la mente con la
naturaleza, con el silencio y un buen vino,
Otros escuchan música y se
retiran en las montañas con amigos, entre pinos,
Y entre otros árboles, a
encontrarse con ellos mismos y ver otros caminos.
Otros caminos que les muestren otra visión para llevar la carga más ligera,
Deseando en todo momento ver la
luz para que los guíe por la vereda,
Y así encontrar la anhelada paz,
que todo el mundo desea, necesita y espera,
Para desconectarse de ideas
limitantes y al fin experimentar lo que
al alma libera.
Y cuando llega ese instante, en
donde nuestro alrededor brilla y se llena
De una energía que se acerca a
lo divino, que deja un sentimiento sin penas,
Sin temor, sin pesares, sin
incomodidades y deja una estela de alegría plena,
Invade al corazón del que la
espera, haciéndole desear que sea
eterna.
Grecia Annabelle Vilma.
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