lunes, 10 de noviembre de 2014

La anhelada paz

















Todo el mundo la busca y la anhela con gran vehemencia,
Unos se afanan en conocerla, en los momentos de turbulencia,
Luchando contra los tormentos, aprendiendo de sus experiencias,
Tratando de olvidar los males y hechos, que remuerden la conciencia.

Es una búsqueda constante del ser humano, en cada instante,
Unos respiran profundo, contando hasta diez o tomando un calmante,
Otro distrae la mente en algo entretenido o se convierte en caminante,
Para dejar en las huellas del olvido, todo lo negativo, todo lo irritante.

Unos escapan a lugares desconocidos, para poder experimentar lo divino,
Conectando la mente con la naturaleza, con el silencio y un buen vino,
Otros escuchan música y se retiran en las montañas con amigos, entre pinos,
Y entre otros árboles, a encontrarse con ellos mismos y ver otros caminos.

Otros caminos que les muestren otra visión para llevar la carga más ligera,
Deseando en todo momento ver la luz para que los guíe por la vereda,
Y así encontrar la anhelada paz, que todo el mundo desea, necesita y espera,
Para desconectarse de ideas limitantes y al fin experimentar lo que al alma libera.

Y cuando llega ese instante, en donde nuestro alrededor brilla y se llena
De una energía que se acerca a lo divino, que deja un sentimiento sin penas,
Sin temor, sin pesares, sin incomodidades y deja una estela de alegría plena,
Invade al corazón del que la espera, haciéndole desear que sea eterna.

Grecia Annabelle Vilma.

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