Inmersos en las
faenas laborales, actividades y las rutinas del día a día,
Se nos escapan
deslices, momentos y milagros que
suceden en la vida,
Y nos toman por
sorpresa mientras la mente y la curiosidad nos distraían,
Con sus
procesos analíticos, banales, caprichosos y que a veces hostigan.
Siempre suceden
muchos milagros a nuestro alrededor y no los percibimos,
Solo nos damos
cuenta de algunos porque los anhelamos, los esperamos,
Pero hay otros
tantos que no se destacan, porque no estamos atentos,
a sucesos que
nuestro radar no detecta, por ocuparnos en otros eventos.
Si aguzamos
nuestros sentidos, abrimos el alma y el campo de percepción,
Distinguiremos en
cada momento, milagros imperceptibles, sin excepción,
Eventualidades que
nos impulsan a seguir nuestros sueños con dedicación,
Y recorrer el largo
camino, sin inercias, avivando la llama de la inspiración.
Cuando baja el
nivel de tolerancia, se apaga la alegría y disminuye la motivación,
De repente,
todo se armoniza en el universo para ayudarnos con devoción,
A encontrar la
fuente de paz y la fuerza motriz que nos impulsa a movernos,
A través de
senderos llenos de victorias, adversidad, penas y muchos retos.
No son casualidades,
ni coincidencias, estas trivialidades que se presentan,
Son pequeños
milagros en los que muchos no creen, ni a los que lo cuentan,
Pero un día pierden
la ceguera, la sordera y entonces los hechos concuerdan,
Al rebobinar la
mente y recordar los sucesos, aunque al principio no entiendan.
Grecia Annabelle Vilma
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